jueves, 30 de mayo de 2013

Jack Vance (1916 - 2013)

 
El 26 de mayo de 2013 ha muerto Jack Vance, Gran Maestro de la Ciencia Ficcion, ganador de los premios Hugo y Nebula y creador de aventureros intrepidosy mundos extraños con culturas a cada cual mas exoticas. Entre sus obras mas famosas se encuentra la Saga de los Principes Demonio, el Ciclo del Planeta de la Aventura, la trilogia del Cumulo Estelar, la serie de Lyonesse, y como no La Saga de la Tierra Moribunda, la cual inspiro en gran manera a Gary Gygax durante la creación del D&D original, especialmente para la creación del sistema de magia y memorización de conjuros, tambien llamado por algunos Sistema Vanciano en honor a Jack Vance.  Si quereis saber algo mas acerca de esto ultimo escrito por el propio Gygax aqui teneis la traducción que hice hace algun tiempo: 1 y 2.

Y aqui un pequeño fragmento de Rhialto el Prodigioso:


El cónclave en Boumergarth, reunido para oír las revelaciones de Lehuster, atrajo sólo a quince de los miembros de la asociación, que por entonces reunía aproximadamente a treinta y cinco. Disponibles estaban Ildefonse, Rhialto, Zanzel, el diabolista Shrue, Hurtiancz, Byzant el Necropo, Teutch, que dirigía las intrincaciones de un infinito personal, Mune el Mago, el frío y astuto Perdustin, Tchamast, que afirmaba conocer la fuente de todas las piedras IOUN, Barbanikos, Bruma del Mar Wheary, Ao de los Ópalos, Panderleu, cuya colección de artefactos del ultramundo era envidiada por todos, y Gilgad.
Sin ceremonia, Ildefonse llamó a orden al cónclave.
- Me siento decepcionado de que no haya acudido todo el pleno, puesto que debemos tomar en consideración un asunto de extraordinaria importancia.
»Dejadme describir primero la reciente experiencia de nuestro colega Rhialto. En pocas palabras, fue atraído al bosque Were por el encantamiento de una canción imaginaria. Tras vagar durante un rato, encontró a una mujer que lo empujó a un estanque de agua extremadamente fría... ¡Caballeros, por favor! ¡No veo que ésta sea ocasión para frivolidades! Es un asunto muy importante, y las desgracias de Rhialto no deben ser tomadas a la ligera. De hecho, y por diversas razones, nuestras especulaciones nos llevan a la Murthe. - Ildefonse paseó su mirada por todos los rostros -. Sí, me habéis oído correctamente.
Cuando murió el murmullo de los comentarios, Ildefonse prosiguió con sus observaciones.
- En unas circunstancias aparentemente sin relación alguna, Zanzel conoció recientemente a un tal Lehuster, un ciudadano del decimoctavo eón. Lehuster, al que podéis ver ahí, señala que tiene importantes noticias que transmitirnos, y de nuevo menciona a la Murthe. Ha aceptado amablemente compartir su información con nosotros, y ahora pido a Lehuster que avance e informe de esos hechos de los que es conocedor. ¡Lehuster, por favor!
Lehuster no se movió.
- Debo retener mi testimonio hasta que se me garantice la vida, un trato que no debe causar dolor, puesto que no he cometido ningún crimen.
- ¡Olvidas que yo mismo fui testigo de tu conducta! - exclamó furioso Zanzel.
- Un mero solecismo. Ildefonse, ¿no prometiste mantener mi vida en seguridad?
- ¡Tienes mi palabra! ¡Habla!
Zanzel saltó en pie.
- ¡Esto es ridículo! ¿Debemos dar la bienvenida a cualquier bribón del tiempo, para que se sacie con nuestras cosas buenas al tiempo que pervierte nuestras costumbres?
- ¡Apoyo el punto de vista progresista de Zanzel! - dijo el fornido e irascible Hurtiancz -. ¡Es posible que
Lehuster no sea más que el primero de una horda de pensadores desviados, imbéciles e incorrectos infiltrados en nuestra plácida región!
- Si las noticias de Lehuster son realmente valiosas, debemos concederle, aunque sea con reluctancia, lo debido - dijo Ildefonse en tono apaciguador -. ¡Lehuster, habla! Pasaremos por alto las imperfecciones de tu conducta al mismo tiempo que tus ofensivas plumas. En lo que a mí respecta, me siento ansioso por oír tus noticias.
Lehuster avanzó hasta el podio.
- Debo situar mis observaciones en su perspectiva histórica. Mi tiempo personal es la ya desaparecida primera época del decimoctavo eón, una época muy anterior al Gran Motholam, cuando los Maestros Magos y las Grandes Brujas rivalizaban entre si en poder: un caso similar a la onceava época del decimoséptimo eón, cuando los magos y las brujas luchaban por superarse los unos a las otras, y que finalmente precipitó la Guerra de Magos y Brujas.
»Las brujas ganaron esa gran guerra. Muchos de los magos se convirtieron en archivoltes; muchos otros fueron destruidos; y las brujas, capitaneadas por la bruja blanca Llorio, los dominaron a todos.
»Durante una época vivieron en gloria. Llorio se convirtió en la Murthe y tomó residencia en un templo. Allá, como un ídolo viviente, que comprendía tanto la esencia de una mujer orgánica como la fuerza femenina abstracta, fue alegremente adorada por todas las mujeres de la raza humana» Tres magos sobrevivieron a la guerra: Teus Treviolus, Schliman Shabat y Phunurus el Orfo. Se unieron formando una cábala y, tras diversas hazañas de valentía, habilidad y astucia que parecen casi increíbles, se apoderaron de la Murthe, la comprimieron hasta reducirla al tamaño de un punto y la arrojaron del templo. Las mujeres quedaron abatidas; su poder menguó, mientras el de los magos revivía. Durante eras vivieron en un incierto compromiso; ¡y aquellos fueron tiempos audaces!
»Finalmente, la Murthe consiguió la libertad y reunió a sus brujas. Pero Calanctus el Tranquilo, a cuyas órdenes serví, aceptó el desafío. Venció a las brujas y las echó hacia el norte, más allá del Gran Erm, donde aún hoy unas cuantas siguen escondiéndose en las grietas temerosas de que cualquier sonido pueda ser el ruido de los pasos de Calanctus.
»En cuanto a la Murthe, Calanctus luchó noblemente con ella y le concedió el exilio a una lejana estrella, donde la encerró, tras encargarme a mí el mantenerla bajo vigilancia.
»Pero sus órdenes llegaron demasiado tarde; ella no llegó ni a Naos ni a Sadal Suud. Yo nunca abandoné su búsqueda, y recientemente descubrí un rastro de tiempo-luz que conducía al vigesimoprimer eón..., de hecho, su final se sitúa ahora.
»En consecuencia, estoy convencido de que la Murthe existe hoy, y así, debe ser considerada como un peligro inmediato; de hecho, ya ha empezado a ensqualmar a varios de los componentes de este grupo.
»En cuanto a mi, Lehuster el Benefer, estoy aquí con una sola finalidad: reunir a los magos en una cábala fiel para que puedan frenar el resurgimiento de la fuerza femenina y mantener así la placidez. ¡La urgencia es grande!

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